Siempre me ha resultado curioso observar cómo una relación laboral (empresa-empleado) es similar en muchos sentidos a una relación afectiva (de pareja)...
Conoces a una persona, indagas más sobre ella, la tratas, te enamoras, intuyes que es la adecuada y te embarcas en una relación deseando que sea hasta que la muerte los separe! Con una empresa sucede lo mismo... la conoces, investigas sobre la misma, existe un "coqueteo" y mutuamente se convencen estableciendo un contrato entre ambas partes, aspirando a lograr permanencia... (perspectiva que por cierto ha cambiado para las generaciones más recientes). Desafortunadamente, al igual que pasa en algunas relaciones afectivas, en las relaciones laborales hay terceros en discordia, problemas de comunicación, egoísmo, falsas promesas, desencanto! Platicaba el otro día con 3 personas que recién habían salido de una empresa -prácticamente de forma simultánea- y la constante parecía la misma... al momento de contratarse habían dejado de lado su intuición (o su intuición les había hecho una mala jugada) y cada uno pensó que sería el factor de cambio (como también suele suceder en algunas relaciones personales), sin darse cuenta que los más de 70 años de anquilosamiento de la empresa difícilmente la harían cambiar. Al cuestionarles sobre qué aspectos indagarían más detalladamente en un futuro proceso de reclutamiento, me respondieron aspectos tales como a qué se dedica la esposa del dueño, el foco en el negocio, relación de los directivos con sus empleados, nepotismo prevaleciente, antecedentes (desastres naturales por manejo de químicos, lavado de dinero, tráfico de pieles de animales en extinción), incumplimiento a proveedores, consumo de estupefacientes, relaciones interpersonales de orden íntimo al interior de la empresa, etc. Tengo la firme creencia que no hay nada grabado en piedra. Si somos capaces de percatarnos que estamos en una relación insana y/o descubrimos en nuestro proceso de conocimiento que la empresa tiene un turbio pasado y peor presente, tenemos el libre albedrío para concluir dicha relación sin importar los costos asociados a ello. Siempre será mejor estar "libre" o "separados" a sostener una relación que no solo no nos aporta nada, sino además sustrae toda nuestra energía vital y tiempo valioso. Es un imperativo que con la misma minuciosidad que algunas empresas buscan el talento adecuado para ocupar una posición, cualquier candidato/aspirante realice una investigación exhaustiva de las empresas para las que están postulando. Es un error pensar que dadas las condiciones del mercado laboral, debemos aceptar cualquier propuesta, solo porque suena dulce a nuestros oídos. Por cierto, de la misma forma que elaboramos el duelo ante cualquier divorcio, es altamente recomendable con fines de desintoxicación, elaborar el duelo al separarnos de una organización bajo esas condiciones de desencanto.
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