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México ante el reto de las habilidades digitales: una brecha que limita la innovación

  • Foto del escritor: Arturo Téllez
    Arturo Téllez
  • 11 oct
  • 2 Min. de lectura

Personas con habilidades digitales

México se encuentra entre los países con mayor penetración de internet en América Latina, pero esa conectividad no siempre se traduce en competencia digital. Según un análisis publicado por El Economista (2025), menos del 40% de los jóvenes mexicanos domina habilidades tecnológicas básicas, como la gestión de datos o la comprensión de entornos digitales.


Esto coloca al país en una posición vulnerable frente al avance de la automatización, la inteligencia artificial y las nuevas formas de empleo. La paradoja es evidente: estamos rodeados de tecnología, pero aún falta desarrollar la capacidad para usar, crear y transformar con ella.


Una brecha que va más allá del aula


El Foro Económico Mundial (WEF) ha sido claro: más del 60% de los empleos del futuro requerirán competencias digitales avanzadas. Sin embargo, en México, la formación en estas áreas sigue concentrada en pocos sectores y universidades, dejando a la mayoría de los jóvenes fuera de la revolución tecnológica.


A ello se suma un problema estructural: la educación tecnológica no siempre está alineada con las necesidades reales de la industria. Según el BID, solo uno de cada cuatro egresados en carreras STEM encuentra empleo en su área de especialización, lo que sugiere una desconexión entre la academia y el mercado laboral.


Del conocimiento técnico al pensamiento digital


Desarrollar habilidades digitales no significa únicamente aprender a programar o dominar herramientas. Implica fomentar pensamiento crítico, resolución de problemas, adaptabilidad y colaboración en entornos digitales.


Las empresas deben ver la capacitación continua no como un gasto, sino como una inversión estratégica. Programas de reskilling (recapacitación) y upskilling (especialización) se han convertido en el motor de las organizaciones que entienden que la verdadera transformación digital no comienza en los servidores, sino en las personas.


El liderazgo también juega un papel clave: un líder que promueve la curiosidad, el aprendizaje y la experimentación tecnológica multiplica la capacidad de su equipo para innovar.


El futuro no se improvisa


México tiene el bono demográfico a su favor: una generación joven con acceso a la tecnología y hambre de crecimiento. Pero ese bono puede transformarse en una deuda digital si no se invierte en formación y pensamiento crítico.


En la nueva economía, el talento digital no es opcional; es el idioma común de la innovación. Y la brecha que hoy nos separa del futuro solo podrá cerrarse si conectamos educación, empresa y propósito.

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